lunes, 13 de enero de 2014

Por Constanza Schnass

El pasado 27 de diciembre las miradas apuntaron a Mar del Plata, pero esta vez no por un escándalo del verano entre vedettes o figuras de las ya tradicionales revistas, si no por la apertura del nuevo Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires (MAR).
Ese día la invitación fue abierta para todo el mundo -según se creía-, se difundió por las redes sociales, salió en radios y televisión pero al llegar la hora indicada y al arribar la gente al lugar, se enteraron que sin invitación no se podía entrar. Mientras tanto algunos pocos pudimos ingresar para recorrer la tan esperada muestra de Rodrigo Alonso, un reconocido curador. La muestra se podía recorrer con tranquilidad y ordenadamente, a la vez que se sucedía el clásico acto oficial de apertura (anteriormente hubo un acto en el que se dio fin a la obra, donde hablaron los funcionarios: el gobernador provincial Daniel Scioli, Jorge Telerman -director del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires-, y el intendente Gustavo Pulti). Un dato más acerca de la inauguración: luego de los discursos y finalizado el acto oficial, se abrió el museo para todo el público, pero mucha gente ya se había ido mientras otros hacían una cola larguísima para ingresar.
El museo inauguró con una muestra sobre arte pop argentino, curada por Alonso y bautizada El espíritu pop. Arte argentino de los sesenta. La misma cuenta con tres salas, en cada una de ellas podemos encontrar obras de variados tipos, pinturas, ambientaciones, happenings y esculturas. El recorrido es fácil de transitar y si bien cada sala tiene un número del 1 al 3, si se recorren en otro sentido no pierde el significado ni confunde al espectador. El arte pop puede gustarnos o no, pero como cada movimiento que ha existido a lo largo de la historia del arte, representa un momento del mundo, un momento compartido por la mayoría de los artistas que deciden crear o recrear nuevas ideas; personalmente no es mi movimiento favorito a excepción de algunas obras, principalmente happenings como el de Nicolás García Uriburu y el teñido de los canales de Venecia y sus ideas de concientización de tipo ecologistas. Y como este ejemplo, hay que reconocerle al arte pop su nueva visión frente al mundo posmoderno donde se creía que ya nada podía quebrantar los cánones del arte. Y justamente de esto se trata la muestra traída al MAR.
En una ciudad turística como Mar del Plata, el arte muchas veces queda relegado a ciertos sectores de la población. Muchas veces el ciudadano por su particular identidad no participa de los hechos artísticos, sean artes plásticas, cine, música o cualquiera de sus expresiones. Lo que aparentemente nos trae el MAR es la participación de todos los marplatenses y turistas a un lugar dedicado especialmente al arte, aunque no podemos determinar aún si se trata de algo que emociona sólo por ser nuevo o mantendrá su interés a lo largo de los doce meses del año. Lo que sí podemos decir es que el edificio como espacio museológico funciona, y está a la altura de los centros culturales de primer nivel. Existen ciertas fallas que se deben al apuro de inaugurar en temporada -supongo-, tal es el caso de la falta de indicaciones, tampoco hay grillas ni cronogramas y un detalle no menos importante para Mar del Plata (que hizo un árbol de Navidad de botellas “recicladas”) es que escasean los cestos para residuos (yo sólo vi uno).
A favor podemos decir que es un lugar imponente y que si se mantiene durante el año con muestras de un nivel al menos promedio, puede funcionar. Habrá que esperar que el tiempo pase y empiece a definir la identidad de este espacio. En contra podríamos decir muchas cosas, principalmente el apuro de abrirlo como propaganda política para un Gobierno provincial que se vuelve incompetente ante problemas de primera necesidad y en cambio gasta millones en un proyecto que no sabemos con exactitud si tendrá la inclusión social que se espera de él.

Publicado en www.fancinema.com.ar el 3-01-2014

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